Afectaciones y proyecciones económicas en algunos países del Medio Oriente y el Norte de África post pandemia del COVID19

Por Bryan Acuña Obando (Analista Internacional)

El economista libanés, Jihad Azour quien es el director del FMI para Oriente Medio y Asia Central mencionó para la cadena CNBC que hay altas vulnerabilidades en ciertos países, particularmente los que poseen altos niveles de desempleo y bajo crecimiento económico.

También Azour señaló la posibilidad que se dieran disturbios entre las poblaciones por situaciones duales entre la pandemia y el desplome de precios del petróleo.

Mencionar algunos casos puntuales como Líbano que es uno de los más delicados en el que se proyecta que su economía se contraiga hasta en -12.7% de su PIB, así como una proyección de desplome mucho mayor en el 2021 de hasta -14.1% según lo analizaron los expertos de Nordea Trade en Finlandia.

Sumado a lo anterior, la lira libanesa se ha depreciado cerca del 50% con respecto al dólar estadounidense y un bajísimo costo con respecto a otras monedas como el Euro y el Yuan. Por su parte el sistema bancario libanés impuso controles informales de capital que han impidido transferencias y restringe el retiro de efectivo en dólares, esto genera desconfianza en la banca libanesa.

El Líbano además tiene una diáspora grande en diversos lugares del mundo, quienes envían remesas al país y mantienen cierta movilidad económica. Ejemplo de esto hay que mencionar que, hasta el mes de julio del año 2019, las remesas totales para el año habían superado el máximo de las últimas dos décadas de US$3.5 mil millones hasta US$5.3 mil millones a finales del mes de setiembre, pero debido a la paralización de la región se espera una contracción en la cantidad de dinero que ingresará al país por medio de esta vía.

Otro país de la región importante de señalar económicamente durante esta pandemia es la República de Egipto. Según International Food Policy Research Institute (IFPRI) hay probabilidades que la pandemia tenga un costo económico significativo para este país. Cada mes que se mantengan activas las medidas para contrarrestar los efectos del COVID19, el IFPRI para Egipto sugiere que el PIB nacional podría caer entre 0.7% y 0.8% (£36 – 41 mil millones de libras egipcias equivalentes entre US$2.3- US$2.6 mil millones). Es probable que los ingresos de los hogares disminuyan siendo mayormente impactadas las poblaciones pobres.

Los ingresos familiares caerían entre £153 (US$ 9.70) y hasta £180 (US$ 11.40) en el escenario más grave, entre más tiempo se extienda la crisis se podría ver una disminución mensual de los hogares entre el 9% y el 10%, según la estimación de la IFPRI. El desplome del mercado turístico es quizás uno de los que más afectaciones generan a la economía egipcia.

También los ingresos producto de las remesas se verán afectados con al menos una caída entre el 10% y el 15% debido de la inactividad económica que sufre el mundo en general, y directamente asociado a la disminución en la demanda de ciudadanos egipcios para laborar en los mercados petroleros del Golfo donde anteriormente han tenido tanta demanda. A esto mencionado se debe considerar además el impacto de la disminución de los precios internacionales del petróleo después del acuerdo de recorte productiva firmado en el mes de abril 2020.

En este punto el FMI, espera que las exportaciones de petróleo disminuyan en más de US$250 mil millones en toda la región, donde ya el producto ha tenido una caída del 50% durante este 2020, el organismo espera que la economía de los Emiratos Árabes Unidos se contraiga en al menos 3,5%, mientras que Arabia Saudita disminuya un 2,3%.

El FMI también espera que los sectores no petroleros disminuyan en al menos 4% en 2020, viendo la necesidad que tienen en estos momentos de diversificar sus economías más allá de la dependencia estratégica que han tenido a lo largo de sus historias. Aun así, ambos países tienen reservas fuertes para poder absorber el impacto que producirá la recesión económica producida por la pandemia y los embates a la disminución de los ingresos por el COVID19.

Ampliando la perspectiva sobre estas economías petroleras, el crecimiento económico de Arabia Saudita se pronostica para el 2020 posterior a la disminución de la pandemia del 2.3%, con una contracción del PIB no petrolero en un 4% por ciento según detalló el 14 de abril anterior Gulf News.

Según la sociedad de inversiones saudita Jadwa Investment se espera que el déficit presupuestario de Arabia Saudita se amplíe a س.ر,229 mil millones (riyales sauditas), equivalentes a US$61 mil millones, que es casi el 8% por ciento del PIB, a raíz del brote de COVID y su impacto en la demanda mundial de petróleo. También sugiere que el déficit fiscal del país crecerá de los س.ر187 mil millones (6.4% del PIB), todo esto señalado en el sitio Arabian Business.

Según los datos recopilados por el medio Gulf News, se reporta que los Emiratos Árabes Unidos, proyecta una caída del crecimiento en el PIB real hasta los -3.5% durante este 2020 en comparación con el 1.3% por ciento registrado durante el 2019. A pesar de ese turbio panorama, se proyecta un crecimiento de 3.3% durante el año 2021 que ayude a mitigar la recesión ocasionada por el COVID19 en la economía regional, así como el impacto del sector productivo petrolero que golpea a todos los países exportadores.

En el caso iraní la pandemia ha debilitado aún más al Estado persa, las proyecciones económicas para este país son realmente dramáticas, se proyecta un desplome del PIB entre el 25% y hasta el 30% efecto del COVID19, duplicando el impacto neto de las sanciones durante el período de tiempo 2018-2020.

El efecto más determinante en materia de política exterior que puede tener esta contracción económica de la República Islámica podría estar determinada por una actividad menos beligerante en otras zonas de la región según mencionaría RAND Corporation; organización experta en políticas públicas con sede en los Estados Unidos. Algunos de estos territorios con una disminución en las actividades iraníes se pueden citar por ejemplo los casos de Irak, Siria, Yemen, Líbano y sus relaciones con grupos palestinos.

En cuanto al Estado de Israel este se ha visto significativamente afectado por la propagación mundial de COVID19. El gobierno ha implementado una serie de medidas para contener y mitigar la propagación del virus y para apoyar a las personas, empleos y negocios.

El país se encuentra metido de lleno como otros Estados en la búsqueda de innovaciones médicas que ayude a encontrar métodos de lucha contra el virus, recibiendo del gobierno al menos ₪22 millones en subvenciones para las empresas que están involucradas en esta labor, así como han recibido millones de dólares en donaciones privadas para las labores de combate contra los embates de la pandemia.

Mientras en los parámetros económicos, los israelíes implementaron procesos políticos claves a desde el 7 de abril de con un paquete tributario de emergencia que el parlamento aprobó   de   ₪80   mil   millones   de   nuevos   shekels (US$22   millones), siendo esto aproximadamente el 6.1% del PIB, incluyendo ₪11 mil millones para gastos de salud (poco más de US$3 millones).

Las proyecciones según The Economist es que el PIB real se contraerá un 2,3% en 2020 a medida que las interrupciones relacionadas con el coronavirus golpeen a Israel, ya la recuperación se espera sea lenta entre el período comprendido entre los años 2021 hasta el 2024.

Por su parte la Autoridad Nacional Palestina en el momento de la pandemia, impuso restricciones importantes a las reuniones públicas y el movimiento civil, incluido el cierre de escuelas públicas y universidades y la cancelación de servicios congregacionales en iglesias y mezquitas. Además, cualquier persona que ingrese al país a través del paso de Allenby se le obligó a realizar una cuarentena de 14 días.

Respecto al tema económico, se esperaba que el PIB en Palestina alcanzara los US$16 mil millones de dólares para fines de 2020, de acuerdo con los modelos macro globales de Trading Economics y las expectativas de los analistas. A largo plazo, se proyectaba también que el PIB de Palestina tenga una tendencia de alrededor de US$16.70 mil millones de dólares en 2021 y US$17.00 mil millones de dólares en 2022, según los datos recopilados por los mismos analistas.

Sin embargo, la dependencia económica; principalmente de los palestinos en la Margen Occidental que trabajan con israelíes, deprimiría estos datos y generaría una tendencia hacia la baja. Los palestinos que migran hacia Israel a trabajar inyectan aproximadamente US$330 millones al mes en la economía palestina, entre el 15% y el 20% de los palestinos laboran en Israel o en los territorios disputados, principalmente en las áreas de construcción, ganando un salario de ₪227 (cerca a los US$65) que dobla el que recibirían si se quedaran trabajando en la Margen Occidental donde se encuentra el 30% de la fuerza laboral de los territorios palestinos.

Según la oficina de información del gobierno palestino (WAFA) a través del Primer Ministro Mohammad Shtayyeh, se estableció un fondo inicial de US$300 millones como parte de un plan de recuperación económica para las micro, pequeñas y medianas empresas que son las más afectadas por la crisis del coronavirus con el apoyo de fondos árabes e islámicos, plantean.

El Primer Ministro plantea que, pese a la recesión de este 2020, tienen la convicción que en 12 meses puedan recuperarse económicamente, además que han logrado un presupuesto de emergencia que les ayudará a palear el déficit de US$1.4 mil millones, así como un acercamiento con las autoridades israelíes para facilitar la transferencia de impuestos cobrados y otros recursos que ayude a mitigar el impacto económico de la pandemia.

Shtayyeh señaló que el gobierno ofrecería ayuda financiera urgente a unos 30.000 trabajadores palestinos que perdieron sus empleos después del brote de coronavirus, además de ₪137 millones (US$38,360.000) en pagos de subsidios sociales a 116.000 familias adicionales, incluidas 81.000 familias en la Franja de Gaza.

Finalmente es importante mencionar que la mayoría de las economías globales tendrán una contracción por el impacto de la pandemia que va desde el -5.2% de Japón hasta el -9.1% de Italia. Países potencias occidentales como Estados Unidos (-5.9%), Reino Unido (-6.5%), Alemania (-7.0%) y Francia (-7.2%) proyectan una contracción económica importante.

Pese a ese sombrío panorama, The World Economic Outloook (WEO) prevé que algunas economías de Asia emergente serán las únicas con una tasa de crecimiento positiva superior al 1% durante este 2020, aunque por debajo de los 5 puntos porcentuales de su promedio en la década anterior. China crecería al 1.2%, mientras que países como India (1.9%) e Indonesia (0.5%) están entre las economías con números positivos, no así Tailandia que tendrá una contracción de -6.7%.

Conclusiones generales:

La afectación en la economía global producto del COVID19 y el descalabro de los precios del petróleo se hacen evidentes, el mundo no queda sin repercusiones producto de esta circunstancia, sin embargo, todas las proyecciones que se hagan antes de levantar las medidas sanitarias contra la pandemia podrían ser consideradas “especulativas”.

No se están considerando otros factores que podrían inclinar aún más la balanza de la situación económica global además de la pandemia y el efecto de los hidrocarburos. Por ejemplo, la cada vez más pronunciada guerra comercial entre los Estados Unidos y la República Popular de China.

Tampoco se están considerando las medidas adoptadas por los Estados para recopilar información de sus ciudadanos a través de la Big Data que podría eventualmente considerarse un peligro a los esquemas democráticos y una excusa para ejercer medidas totalitarias bajo el supuesto de la protección ciudadana.

En todo este detalle solo se consideraron aspectos económicos y proyecciones basados en las últimas circunstancias abordadas por los gobiernos para intentar mitigar la contracción económica que se ha venido devengando.

Referencias

La guerra mediática iraní

En la denominada “guerra irregular”, uno de los factores determinantes es el uso de la percepción versus la realidad, su objetivo más inmediato se enfoca en desgastar la opinión pública generalizada sobre un opositor político o en este caso, militar.

La República Islámica de Irán, así como otros grupos de medios de información en la región del Medio Oriente, utiliza la manipulación mediática trasladando al opositor características negativas de actos que ellos mismos realizan, pero que por medio de la propaganda “potabilizan” para que sea aceptado como una acción correcta. Por ejemplo, el régimen iraní acusa a los israelíes de “controlar los medios de comunicación” mundiales, mientras que ellos a través de sus redes interconectadas propagan conceptos que en ocasiones extrapolan noticias de contenido “veraz” con propaganda discriminatoria, bulos y libelos.

La República Islámica de Irán cuenta con varias plataformas de propaganda en medios tanto formales como redes sociales, que pueden ser del régimen como es el caso de la cadena en español HispanTV, o que se une a una red de medios que replican el material que el gobierno iraní quiere propagar, como lo hace ANNUR TV (Argentina), Al Mayadeen (Líbano), TeleSur (Venezuela), entre otras, todas estas con su versión en español. El principio con el que venden la información estos medios es que se trata de una “verdad que los medios sionistas no quieren transmitir”, entonces de entrada la noción es falaz para no decir abiertamente que son redes de propaganda favorables a las posiciones de Irán y sus aliados.

Se puede mencionar un par de ejemplos de la propaganda divulgada podría ser que los israelíes son los principales promotores del tráfico de órganos a nivel internacional, o que es un régimen “mata niños” como dijo un alto funcionario del gobierno de Teherán, en ambos casos utilizando el lenguaje para señalar a los israelíes como personajes “malvados”.

Este comportamiento parece sacado de un manual del propagandista nazi Joseph Goebbels sobre la manipulación mediática, en particular dos principios; el de orquestación que señala el objetivo de limitar las ideas y hacerles eco hasta que se graben cual mantra entre la opinión pública y el principio de transposición donde se carga sobre el adversario todos los aspectos negativos que sobre sí mismo puedan estar pesando ante la percepción de la población. La noción de estos principios busca socavar la legitimidad del oponente con el fin de desgastarlo o de minar su imagen delante de otros actores del Sistema Internacional.

A lo anterior se suma la manipulación en la percepción de un “ganador” o “perdedor” durante un conflicto armado. No es de extrañar entonces que los estrategas y analistas con una posición más favorable a la República Islámica de Irán coincidan en ocasiones con ideas tales como que la guerra del 2006 entre Hezbolá e Israel en el Sur del Líbano fue un golpe de autoridad por parte del grupo paramilitar chiita; pese a que las bajas más significativas las tuvieron en las filas de la agrupación libanesa y los civiles de ese país. O por ejemplo, que se considere que las guerras de Israel contra el Hamas en Gaza han sido victorias del grupo palestino por cuanto al final los israelíes se han tenido que replegar, principalmente por presiones internacionales y temas humanitarios.

Un último ejemplo, después que Israel derribó un dron iraní que entró en su espacio aéreo, lanzó un ataque contra varios sistemas de defensa y blancos iraníes ubicados en Siria, mientras un F16 israelí fue impactado por misiles del sistema de defensa S-200 (fabricación soviética remozado), lo cual se catalogó como una victoria, de igual forma dentro del principio de transposición de Goebbels y sumado un aspecto más, el principio de renovación donde la cantidad de información que se despide sobre un tema corre a un ritmo tan acelerado que no permite que haya capacidad de respuesta que pueda contrarrestar lo primero que se transmitió, porque para ese momento habrá aparecido un “nuevo elemento” que actualice el anterior.

Como fue mencionado al comienzo del artículo, la percepción versus la realidad hace que esto ocurra sin mucho cuestionamiento. En el peor de los panoramas, cuando un golpe es recibido, es sencillo desviar la atención vulgarizando la propaganda, o utilizando aspectos que permita idealizar el impacto, entonces por ejemplo, en este tipo de conflictos cuando hay víctimas en las propias filas se convierten en mártires, cuando se logran víctimas en el bando contrario o capturas se transforman en trofeos de guerra y se exhiben como el logro que son, algo que se ha visto en los ejemplos mencionados anteriormente.

Regresando a la idea de Irán, todo este tipo de desviaciones ideológicas vienen a intentar desviar la atención de un aspecto importante, los iraníes están intentando ampliar su radio de influencia en el Medio Oriente a través del patrocinio y arme de agrupaciones paramilitares, como el Hezbolá en el Líbano o las guerrillas hutíes en el Yemen, de este modo lograrían colocarse en una posición estratégica desde donde pueden controlar regiones importantes cercanas al Mar Mediterráneo y el Mar Rojo a través del estrecho Bab al Mandeb.

Además que la posición estratégica le permite trasladar cualquier conflicto armado contra opositores directos; Arabia Saudita e Israel, hacia territorios lejanos al propio donde exponga solamente infraestructura de un tercero y milicianos directamente usados como carne de cañón, no se vislumbra en un corto período que haya una movilización militar manifiesta de fuerzas iraníes hacia territorios hostiles, lo cual sería además una torpeza estratégica, por lo que las guerras de desgaste resultan más “efectivas”.

Por lo anterior es que en varias ocasiones se han manifestado críticas por parte del mundo árabe – musulmán a lo que ellos denominan la “intromisión iraní” en asuntos de otros Estados a través del financiamiento de guerrillas o el envío de miembros de los Guardianes de la Revolución, como ocurre por ejemplo en Yemen o como también se sabe en manifiesto la influencia iraní fuerte en territorio libanés a través de Hezbolá que funge hoy como agrupación política dentro del parlamento de ese país.

Al mismo tiempo, Irán sufre de problemas internos ante los cada vez más constantes choques contra grupos de personas que procuran ideas reformadoras, quienes luchan por mayores libertades para esta generación que no ha conocido otro régimen que el representado por los clérigos chiitas, y también incentivados por la generación más vieja que pudieron ver ambos mundos, el de un país más abierto y pluralista, a uno obsesionado por el control de la religión en las vidas de los ciudadanos.

Mientras más constantes y fuertes sean los sonidos de guerra en la región por parte de Irán contra Israel o Arabia Saudita, más luces de alerta se encienden en las grandes potencias globales; principalmente Rusia y Estados Unidos que buscan evitar que los niveles de beligerancia escalen de nivel. No están interesados en un conflicto que les pueda poner en riesgo sus posiciones estratégicas logradas en los últimos años en la región. Por el otro lado, la República Islámica de Irán amenazó con celebrar 40 años de la Revolución de 1979 destruyendo a Israel, lo que podría eventualmente convertirse en la firma a su propia sentencia y ocasionar que en caso de cualquier agresión militar se ponga fin a este régimen y sea impuesto otro que pueda ser igual de útil en las agendas de las potencias sin necesidad de echar mano a discursos beligerantes o agresivos directamente, con total complicidad de otros Estados árabes que ven en Irán su más inmediato dolor de cabeza, muy lejos del paradigma del conflicto árabe – israelí del siglo pasado.

Fuente: El Mundo CR

¿Cuáles son los objetivos de la política exterior del chiismo iraní?

Como lo mencioné en el pasado artículo en Infobae, si bien Irán no es el único país donde se práctica el chiismo, es el que posee la mayoría de adeptos a dicha corriente (73 millones aproximadamente de 210 en total). A esto se agrega que el liderazgo religioso que se ubica en este país determina la visión de otros grupos en otras naciones. Con la existencia de la ciudad sagrada de Qom, centro de peregrinación por la tumba de Fátima Ma’suma, hija del sétimo imán chiita, y además el corazón de los estudios islámicos de esa rama de la religión.

La política exterior iraní está relacionada con la religión directamente, el ayatolá Jamenei es catalogado como el líder supremo del país. Desde el año 1979, en el marco de la Revolución islámica que sacó del poder a la monarquía del Shah Reza Pahlavi, los religiosos tomaron el poder del país y establecieron su sistema político con un ayatolá como primero en la línea del mando elegido por una asamblea de expertos y es el máximo líder dentro del sistema político de Irán, el principio teológico con el cual se hicieron con el poder fue el de Gobierno del Faqih (Wilayat al Faqih); el Faqih es un sabio en principios y ordenanzas islámicas.

El régimen posee una Guardia Revolucionaria que influye en la política exterior de otros países con fuerte influencia chiita, principalmente en Irak, Líbano, Siria, Yemen y además en la Franja de Gaza, donde tienen relaciones con el Hamas, que es en realidad una organización sunita desprendida de la Hermandad Musulmana, pero que cumple un papel importante en la política exterior iraní al enfrentarse directamente contra Israel. Además, han patrocinado al grupo Yihad Islámico palestino que tiene quizás menos fuerza que el mencionado anteriormente.

Desde la llegada al poder del ayatolá Jomeini (1902-1989), se dieron algunos cambios en la política exterior de Irán. Después de la Revolución islámica, la denominada «crisis de los rehenes» en ese mismo año ocasionó que, a partir de 1980, se diera la ruptura entre el régimen islamista y los Estados Unidos. A esto se sumó la política de Jomeini a la causa palestina, como señalaba Henner Fürtig del Instituto Alemán de Estudios Globales y Regionales (GIGA), mencionado por el medio Deutsche Welle: «Sacar la cuestión palestina del contexto árabe y enfatizar el talante islámico de esa problemática es una constante de la política exterior persa» (2014), por lo que a partir de ese momento el apoyo a través de los Guardianes de la Revolución se hace más evidente y sistemático.

Teóricamente, por ser el Estado de Israel aliado del «Gran Satán» (Estados Unidos), su destino también sería el sometimiento y la destrucción. Las malas relaciones entre israelíes e iraníes tuvieron una pequeña pausa durante la guerra que Irán enfrentó contra el régimen iraquí de Sadam Hussein, ya que, para los intereses de ambos países, Hussein era un mal mayor. Esto ocasionaría que se diera una cooperación armamentista proveniente de Jerusalén hacia Teherán de al menos $500 millones; meses después, en coordinación, los iraníes facilitaron a Israel información básica que funcionó para que la fuerza aérea hebrea pudiera bombardear la planta nuclear de Osirak que temían que estuviera desarrollando energía nuclear para usos armamentísticos. Posteriormente las relaciones se enfriarían, con mucha más fuerza luego de la caída del régimen de Sadam.

Este tipo de relación fue funcional, era evidente que, una vez más, terminada la amenaza proveniente del régimen iraquí, regresarían los enfrentamientos directos entre ambos países. El ayatolá siempre fue directo en mencionar la necesidad de combatir a Israel por considerarlo un país «infiel hostil» (kafir al harbi) y controlar bajo su poder Jerusalén (Al Quds), que insistentemente, aun hoy, indican que liberarán.

La República Islámica de Irán ha realizado abiertos apoyos a la agrupación chiita libanesa Hezbollah (Partido de Dios), que surge en los años 80 como un grupo de oposición contra las Fuerzas de Defensa israelíes (FDI), quienes invadieron El Líbano durante la operación «Paz para Galilea», cuando, buscando sacar a la Organización para la Liberación de Palestina, hizo que de nuevo el tema palestino tomara prioridad en la agenda iraní. Esta agrupación recibe un fuerte financiamiento, entrenamiento militar, armas a través de Siria y cometen atentados terroristas en diferentes países del mundo. Su objetivo es destruir a Israel, como en varias ocasiones se ha escuchado a líderes iraníes a través de los años.

Hezbollah, que aparece inicialmente como un grupo paramilitar, se transformó con el paso del tiempo en una organización que cuenta además con un brazo político muy fuerte en El LíbanoAl punto de que hoy disponen de 12 escaños dentro de la coalición mayoritaria en el Parlamento libanés, lo que les suma poder político, que está supeditado a lo que la agenda iraní manifieste, como bien lo señalaba el ex ministro libanés Saad Hariri cuando dimitió, en noviembre de 2017.

En su carta política dejan en claro que desean hacerse con el poder en El Líbano para acabar con el sectarismo y al mismo tiempo lograr una unidad nacional y el poder de las mayorías sobre las minorías para que trabaje el Estado en función de grupos de coalición bien estructurados y no la atomización actual. En cuanto al ala militar, posee una fuerza superior a la de muchos ejércitos de la región, con un aparato castrense bien remozado a través del gobierno de Teherán.

Además, en otras regiones del Medio Oriente, la República Islámica de Irán posee una influencia determinante para la estabilidad de la zona. En la Irak pos Sadam Hussein, por ejemplo, hay una fuerte influencia de carácter económico y a través de las peregrinaciones iraníes hacia territorio iraquí por elementos propios de la religión, aunque la influencia por la interpretación chiita iraní hace que tengan divergencia en cuanto al criterio sobre el principio de Wilayat Al Faqih que no es compatible con las escuelas religiosas iraquíes de Nayaf y Kerbala (Botta, 2010). Sin embargo, el principio básico sobre el cual Irán tiene su influencia en Irak es a través del vacío de poder que dejó la caída de Sadam y la posterior salida de las fuerzas armadas estadounidenses del territorio sin completar una agenda que nunca quedó clara.

En Siria, los iraníes se han transformado en garantes de la continuidad del régimen de los Assad en el poder de este país árabe, especialmente durante los últimos casi siete años de conflicto que vive este país. Uno de los que más ha colaborado para que el régimen resista ha sido la República Islámica de Irán, así lo deja ver el apoyo en materia económica, humanitaria y hasta militar a través de los Guardianes de la Revolución y Hezbollah.

Esto ha tensado las ya de por sí complejas relaciones con Israel, que ve en el crecimiento de la alianza un espacio aprovechado por los iraníes para acercarse a la frontera que sirios e israelíes comparten y, al mismo tiempo, complementar su espacio de influencia que ya han logrado en zonas estratégicas como El Líbano (Hezbollah) y Gaza (Hamas y Yihad Islámica), donde además de tener cerca a los israelíes, pueden observar a otro Estado axial: Egipto, con quienes no tienen relaciones tensas, pero dadas las alianzas egipcias con los Estados del Golfo, no hay una cercanía ideológica muy estrecha y se miran con cierto recelo.

Finalmente, la política de los ayatolás alcanza también con su influencia un país sumamente empobrecido y golpeado por sus divisiones internas: Yemen, donde no necesariamente hay una fuerza militar explícitamente asociada con los iraníes como en los otros casos, pero sí existen referencias a que las guerrillas paramilitares hutíes son armadas a través de las Fuerza Quds (Guardianes de la Revolución). Según destacan, desde el año 2010 han recibido cerca a los $25 millones anuales; además reciben armamento desde el año 2012. En 2015 fue detenido un barco que arribaba a este país cargado de armas, explosivos y misiles antiaéreos provenientes probablemente de Irán.

La influencia en Yemen se debe efectivamente a su enfrentamiento directo contra Arabia Saudita por el tema de hacerse con el mayor control regional posible, principalmente porque, desde el mar Rojo, a través del estrecho Bab al Mandeb, pueden controlar parte de las rutas comerciales más importantes de los sauditas hacia regiones mediterráneas, razón también por la que la salida hacia el mar Mediterráneo, como fue mencionado anteriormente, es interesante.

Si bien el movimiento radical islamista de los wahabistas o los salafistas tiene una posición más ortodoxa y pragmática de la religión, busca imponer una visión del islam más «pura» y que ayude a luchar contra la «apostasía» y la «herejía», se debe diferenciar de los objetivos chiitas en Irán, los cuales buscan hacerse con el prestigio en diversas zonas del Medio Oriente, no ocupando directamente los territorios, sino más bien a través de la influencia económica y dogmática posteriormente.

Por último, además del dominio político y económico, Irán busca flanquear a sus diferentes enemigos e imponer su agenda sobre los demás. Más allá de un enfrentamiento por cosmovisiones religiosas contra los sunitas en general, se trata de una expansión de carácter político-ideológico para lograr un lugar de privilegio entre el mundo islámico estandarizando los objetivos políticos regionales contra grupos que consideran un peligroso germen que se ha establecido en el corazón del islam y deben ser arrancados de allí.

 

Fuente: Infobae

Turquía, un nuevo foco de inestabilidad en Medio Oriente

El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan desde hace tiempo ha cambiado radicalmente su política exterior con respecto a Occidente. Primero empezó a modificar las normas a lo interno con respecto a la laicidad del Estado, lo que ha empujado al país a una visión más conservadora, muy alejada de los principios políticos de Mustafá Kemal Pasha (Atatürk) quien rescató un país desmembrado por la I Guerra Mundial y le dio una nueva oportunidad para ser moderno y secular.

Erdogan posteriormente acusó a Occidente de ser cómplice de su opositor político, el teólogo musulmán Fethullah Gülen, exiliado en los Estados Unidos, de un intento de golpe de Estado en su contra, lo que además le ayudó a poder hacer una purga contra opositores políticos y limitar libertades individuales entre estas la de prensa. Sobra decir que se acusa al gobierno turco de haber gestado un auto golpe como excusa para sus movimientos políticos.

Turquía es miembro de la OTAN con uno de los ejércitos más poderosos de esta alianza militar occidental. Pero desde noviembre de este año se ha señalado que los turcos se han alejado militarmente de esta alianza para tener conversaciones más estrechas con el gobierno ruso, catalogado de estratégico ante el distanciamiento que el gobierno turco tiene con los gobiernos de Occidente, lo que algunos señalan como el inicio de una ruptura total entre Ankara y la alianza militar con la Organización del Tratado del Atlántico Norte.

El gobierno de Erdogan también ha acusado a los Estados Unidos y Europa de querer desestabilizar su país al patrocinar a las fuerzas kurdas en zonas delicadas como Irak y Siria, movimientos que podrían reforzar los intereses de la enorme población kurda en su territorio con afanes independentistas.

Los movimientos de Turquía se complementan con el acercamiento sustancial entre el gobierno de Ankara y los gobiernos de Teherán y Bagdad; este último fuertemente influenciado por el régimen iraní, aunque también tiene una agenda donde recibe beneficios de países como Estados Unidos y el bloque europeo. También, el gobierno qatarí se ha aprovechado de esta nueva alianza para salir de su situación de bloqueo impuesta por los países árabes que desde junio pasado rompieron con este Estado por sus relaciones con la República Islámica de Irán y bajo acusación de ser sponsor de organizaciones terroristas en el mundo.

Esta apertura hacia el gobierno de Doha, llevó a que el 26 de noviembre anterior firmaran un acuerdo comercial con Turquía e Irán, lo que transformaría el territorio iraní en puente para los negocios entre qataríes y turcos.

El gobierno de Erdogan se ha convertido también en un importante vocero de la causa palestina, principalmente en lo que corresponde a la Franja de Gaza, aunque con las últimas manifestaciones del presidente Donald Trump con respecto a Jerusalem y la capitalidad de Israel, en el marco de la “Cumbre Islámica sobre Jerusalem”, organizada por la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), mostró su apoyo al gobierno de Mahmoud Abbas y lograron una declaración de capitalidad palestina sobre el territorio de Jerusalem Oriental, en el ranking de países islámicos con una posición positiva, Turquía ha acertado un buen golpe, lo que al mismo tiempo condenará a los líderes palestinos; principalmente Mazen, a obedecer a la agenda planteada por Ankara.

La posición de Turquía con respecto a Israel es beligerante, los intercambios entre ambos gobiernos son sumamente altisonantes, por ejemplo durante el incidente contra la embarcación Mavi Marmara en 2010 se congelaron las relaciones entre ambos países y de no ser por la intermediación de Occidente la ruptura habría sido permanente. Y en los últimos días los mensajes que se lanzaron fueron fuertes también, el llamado por parte de Erdogan a Israel como “Estado terrorista”, y la respuesta de Netanyahu que no recibiría juicios de un país que viola el derecho internacional asesinando opositores políticos; en referencia a los 17 kurdos del PKK asesinados por el régimen turco en los últimos días.

Todas estas acciones turcas se encaminan a cambiar los ejes de poder de la región, la cual al menos en el mundo islámico circula primordialmente entre Irán y Arabia Saudita, más países que son pivotes de sus respectivas zonas, Jordania, Egipto y Turquía, poseen liderazgo en el mundo musulmán, pero está claro que los equilibrios por el momento se concentran en Riad y Teherán, y los roles de Ankara y el Cairo son esencialmente axiales por sus características geoestratégicas.

Los turcos quieren asumir un papel menos de contención y más de influencia, siendo una voz cantante para los balances, por esto hay una urgencia por conservarlos, contenerlos o neutralizarlos políticamente hablando por parte de las fuerzas hegemónicas globales, de caso contrario el equilibrio se inclinaría desfavorablemente para Occidente, como está ocurriendo actualmente a pasos agigantados.

La llegada de Mohammed Bin Salman al liderazgo saudita, sus políticas progresistas, más el acercamiento político que están teniendo los Estados árabes con Israel procurando contrarrestar el empoderamiento de Irán en la zona, se suman al descontento político de Erdogan explicado anteriormente. Como aspecto a considerar relevante también, los cambios internos en Turquía hacia una visión más fundamentalista de la religión a través de su líder con ínfulas de Califa, podría acercar a los colectivos más conservadores y otorgarle un lugar privilegiado a los turcos como representantes de esa perspectiva islámica.

Debe quedar claro que el presidente turco tiene su propia agenda, no es Occidental ni tampoco es Pro rusa, no se trata de una estrategia a favor de Irán de forma estéril. Todos los movimientos que realiza el gobierno de Ankara tienen como finalidad acceder a otros beneficios de distintos países, ya sean económicos, estratégicos, políticos o de influencia, bien establecidos por una política exterior sumamente extorsiva que pueda brindarles los réditos tras los cuales van, principalmente de hegemonía regional.

Al parecer los liderazgos occidentales se han quedado adormecidos frente a Turquía, no están previendo lo que sucede o no saben descifrar los próximos pasos del presidente Erdogan, al parecer cuando logran entender un movimiento, ya van dos adelante y esto hace incontenibles los cambios que se avecinan. Deberá Occidente realmente atender todas las exigencias que los turcos realizan para mantenerlo aliado, o por el contrario, se debería optar por una política comprendiendo que ya no son un aliado real para los intereses de Occidente en la región y optar por neutralizarlo creando un pivote, todo hace pensar que la segunda opción es la que más fuerte suena en este caso.

Fuente: El Mundo CR

Las reformas de Bin Salmán

Se anuncian cambios en Oriente Medio

En las últimas semanas se ha hecho eco de una figura en Arabia Saudita, se trata del príncipe Mohammed bin Salmán Al Saúd. Las decisiones que está tomando en el reino de su padre lo coloca en una posición bastante interesante y polémica al mismo tiempo.

Ha sido denominado Mr. Everything por estar involucrado en muchos temas de reforma en su país. Es Ministro de Defensa (pese a sus escasos 30 años), además de fungir como secretario general de la Corte Real de la casa de Saúd y ministro de Estado.

Reformas económicas

El rey Salmán bin Abdulaziz Al Saúd, junto con su hijo Mohammed, en el año 2016 presentaron un ambicioso proyecto de reformas para dejar la dependencia del petróleo y tener una economía más diversificada. Plantearon un proyecto denominado Visión 2030 que incluiría entre otras cosas la venta de hasta un 5% de la productora de petróleo Saudi Aramco para crear el mayor fondo soberano del mundo, pensando que dicho fondo les ayude a sustituir paulatinamente su dependencia petrolera a partir del año 2020.

Aramco tiene la capacidad de extraer hasta 12 millones de barriles de crudo diariamente, y la transformación de solo un pequeño porcentaje al fondo soberano significaría cerca de 2,086 billones de dólares. También las reformas económicas incluyen privatizaciones de servicios como la salud, educación, nuevos impuestos, todo para que ante un eventual desplome de los precios internacionales del crudo no afecten de forma considerable al reino.

Las medidas propuestas por el monarca y su hijo tuvieron visto bueno del Fondo Monetario Internacional, argumentando que las nuevas políticas pueden colaborar en el marco de un eventual déficit presupuestario debido a la caída de los precios internacionales del petróleo.

Reformas sociales

Por otra parte, el príncipe Bin Salmán ha propuesto una serie de reformas que podrían colocar de cabeza el país. Comenzando con levantar la prohibición de conducir por parte de las mujeres a partir del año 2018, también ha realizado propuestas para que las mujeres puedan eventualmente ingresar a los estadios a disfrutar fútbol y lo principal es el cambio para que Arabia Saudita retome la senda de un islam más inclusivo y moderado.

Se tiene considerado que el país entró en un proceso de transformarse al ultraconservadurismo como respuesta a las revoluciones islámicas en Irán del año 1979 que podrían motivar levantamientos populares que quisieran imponer una versión del islam al estilo del régimen de los Ayatolás.

Esto ha significado, además, que hayan tenido que concesionarse a las posiciones más severas de interpretación islámica bajo el temor que las agrupaciones wahabistas puedan asediarlos y atacarlos, en una práctica sumamente extorsiva que llevó al reino a convertirse durante años a ser el principal patrocinador de grupos terroristas alrededor del mundo previendo que estas organizaciones atenten lejos de su territorio.

Situación que recibió réplicas de otros países ricos en petróleo, acusados durante décadas de ser los sponsors del radicalismo islámico de organizaciones como Al Qaeda o los talibanes, así como de ser los soportes de comunidades islámicas de posiciones violentas en países europeos.

En el cambio propuesto por el régimen de Riad la idea sería enviar a las cavernas los ideales del radicalismo y atraer un islam moderado y atractivo que les pueda ayudar a la atracción de turismo y de inversión extranjera. Por ejemplo, hay un plan de construir un parque de diversiones Six Flags y un centro turístico en el Mar Rojo donde probablemente no apliquen las actuales normas rígidas de vestimenta para las mujeres, a través de la interpretación conservadora de la ley islámica (sharía).

El último movimiento de cara a estas reformas sociales ha sido el compromiso del príncipe de abrir la primera iglesia cristiana en Arabia Saudita; algo que hasta este momento era imposible de imaginar. Se trataría de una iglesia maronita de 900 años de historia que habría sido desenterrada recientemente, se desea restaurar y abierta en honor a todos los cristianos maronitas del mundo, para esto Mohammed Bin Salmán invitó al patriarca de esta Iglesia, Beshara Rai, y además de querer limar asperezas por las tensiones de las últimas semanas con el gobierno libanés, de donde proviene el patriarca Rai, aprovechó de hacerle este ofrecimiento, según destacó el diario kuwaití Al Rai Media.

Purga política y geoestrategia

Otros de los elementos a destacar de las acciones realizadas por el joven monarca, ha sido en primer lugar la gran purga de políticos realizada en su país, incluyendo 11 príncipes, entre ellos el excéntrico magnate Al Waleed Bin Talal, categorizado como el 45º hombre más rico del mundo según la revista Forbes.

Dicha acción de sacar del juego a tantos eventuales opositores políticos podría acarrear aspectos negativos ante las decisiones apresuradas del joven líder. Pero queda claro que su acción se debe a la intención de no tener competencia ante sus reformas arriesgadas.

Por otra parte, el gobierno saudita se ha involucrado en enfrentamientos políticos importantes contra la República Islámica de Irán, en lo que han denominado el avance de la influencia iraní en la región del Medio Oriente, específicamente en los países de Irak, Siria, Yemen; a través de las fuerzas hutíes (chiitas) contrarias al gobierno sunita y Líbano a través del grupo paramilitar (terrorista) y político Hezbolá (Partido de Alá), quienes a su vez integran una fuerza de influencia sobre grupos radicales en la Franja de Gaza palestina.

De los eventos destacables al respecto de este enfrentamiento, se puede considerar la salida del primer ministro libanés Saad Al Hariri; hijo del asesinado expremier libanés Rafiq Al Hariri, y quien desde la capital saudita renunciaba a su puesto por temor a correr la misma suerte que su padre, y al mismo tiempo señalaba el involucramiento de la República Islámica de Irán en los asuntos internos del «país de los cedros».

Esto ha llevado a fuertes roces entre ambos Gobiernos, y a escalar los niveles de tensión que se viven. Exaltando, por ejemplo, las declaraciones del Gobierno saudita de que Líbano está declarando una guerra por las acciones del Hezbolá que consideran afectan directamente al reino de los Saúd.

Para el domingo 19 de noviembre se pactó un encuentro con la Liga Árabe para intentar mitigar el alcance de lo que consideran las «violaciones de Irán», patrocinando, según Riad, grupos terroristas en Yemen y Líbano, así también inestabilizando la región al expandir sus zonas de influencia hasta el propio Mediterráneo.

Nuevo poder regional

Otra de las ideas de todo este crecimiento político de Arabia Saudita a través de su príncipe es el de alcanzar una posición privilegiada como Estado axial, procurando superar a Egipto, lo cual es un proyecto muy ambicioso que no se ha considerado realmente cuál pueda ser la objetividad de este. Sin embargo, los movimientos están estratégicamente motivados a encaminarse hacia ese proceso, y quizás si no es para superar a los egipcios, es al menos para fortalecer un equilibrio favorable a sus intereses en la zona.

Pensando además que, ante la crisis con Qatar, y por una serie de factores adicionales en las crisis del Medio Oriente, un país como Turquía, que estaba considerado dentro del eje de apoyos hacia Arabia Saudita en la estabilidad regional ha cambiado categóricamente sus políticas y están alejadas en cierto modo de los intereses de Riad; y desde hace rato de los intereses de Occidente.

Otro cambio paradigmático que se escucha con fuerza es una eventual coalición árabe con el Estado de Israel, para mitigar el crecimiento iraní en Medio Oriente. Algo que sin duda rompería con décadas de guerras entre ellos al considerar que realmente hay un tercero en medio que pondría en peligro sus esquemas actuales. Aunque está claro que este tipo de iniciativa no está abiertamente demostrada, sino solamente algunos guiños que se escuchan a través de algunos canales considerablemente serios.

Los cambios que pretende el futuro rey saudita sin duda traerán efectos que podrían ser considerados en una reacción en cadena entre otros países alrededor de Arabia Saudita y ni se diga de cara a otros países musulmanes sunitas, en especial porque dentro de los dominios del Reino de Saúd se encuentran dos de los sitios más sagrados del islam, y esto aunado con una reforma religiosa a lo interno del país con dominio sobre estos santuarios en definitiva podrían acarrear una eventual «reforma islámica profunda», aunque esto último es un supuesto apegado a un deseo idealista del autor más que en la realidad tácita de una zona donde cualquier aspecto político mezclado con la volatilidad de los egos religiosos pueden hacer explotar en cualquier momento una guerra de grandes magnitudes, principalmente porque mientras unos pelean por un tema histórico – ideológico y de honor, otros tienen sus agendas conectadas con sus billeteras y sus intereses geopolíticos.

Referencias