El efecto Trump criollo

En una corta pero interesante reseña acerca del primer año del Presidente estadounidense, Donald Trump, la corresponsal para Expansión en New York, Clara Ruiz de Gauna expresa:

“…Doce meses después de lograr las llaves de la Casa Blanca, el magnate republicano afronta un nivel de popularidad mínimo. Sin embargo, volvería a ganar las elecciones ante la falta de alternativas…” (Gauna, 2017)

Ciertamente vale decir que cualquier parecido con alguno de los candidatos nacionales es mera coincidencia. Dicho sea de paso, insistir en comparar a cierto candidato con el presidente de los Estados Unidos podría ser contraproducente ante lo reflejado en la realidad política actual. Utilizar como argumento que el país no necesita su “Trump – Tico” en realidad podría generar el efecto contrario, el manual de política por lo general recomienda no hablar en su propia campaña del opositor, ni siquiera en forma negativa porque se le estaría dando tribuna y visibilidad, contra los pronósticos, esta ha sido una parte de la forma en que han querido atacarlo, peor aún, están utilizando de ejemplo al presidente estadounidense actual, y es necesario explicar por qué esto da resultados adversos a lo deseado.

El presidente Donald Trump ha demostrado que se puede ejercer el poder sin necesidad de ser “políticamente correcto”, ni ser “popular” delante de la opinión pública (solo 36% de la población apoya su gestión). En Costa Rica puede pasar similar, porque para algunos ser político es ya de por sí sinónimo de muchos aspectos negativos, además, la popularidad no es uno de los elementos de los que pueda alardear ninguno en la Asamblea Legislativa o Casa Presidencial.

Regresando al ejemplo de los Estados Unidos y el presidente Trump, se debe considerar que a pesar de sus decisiones en materia diplomática; por ejemplo los careos del “botón nuclear más grande” contra el presidente norcoreano Kim Jong Un, los recortes presupuestarios, reclamos y salidas en organismos internacionales como la UNESCO, UNRWA, Consejo de Seguridad de la ONU, Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Asamblea General de la ONU, etc., el polvorín levantado por el tema de Jerusalem en diciembre anterior y sus inoportunos comentarios a través de redes sociales, lejos de todos los pronósticos, el presidente estadounidense tiene según algunos analistas una “prolija gestión” y el país ha mantenido un crecimiento superior al 3%, además ha mejorado aparentemente algunas de las tasas de empleo y se proyectan más cambios positivos con la reforma fiscal impulsada.

El presidente estadounidense sin duda tiene una ardua labor porque no todos los miembros de los poderes están con él (ni se diga los medios o la opinión pública), así como que no todos los Republicanos apoyan su gestión y a pesar de todo eso, ha logrado impactos considerables a nivel nacional y dejando, además, al descubierto a otros gobiernos anteriores con sus medidas sobre temas que se convirtieron en ejes de su campaña. Por ejemplo las políticas contra los indocumentados promovidas por los presidentes Bill Clinton y George Bush, o el descontrol de no pasar la reforma migratoria por parte de Obama.

También con respecto al presidente Obama, se le ha señalado por hacer movidas diplomáticas de alto impacto, por ejemplo dar dinero a la República Islámica de Irán para aceptar el acuerdo nuclear, y que se ha revelado, gran parte está financiando en apariencia el terrorismo, complementado con movimientos que han socavado los esfuerzos contra la agrupación islamista Hezbollah para asegurar el acuerdo con Teherán, en una acusación muy delicada que coloca en una posición riesgosa al país y por otro lado le da puntos positivos al gobierno de Trump que es el que finalmente realiza los “descubrimientos”.

Lejana es la intención de este artículo hacer apología a favor del presidente estadounidense, pero sin duda, llamar “Trump Tico” a un candidato a la presidencia de Costa Rica, más que bajarle el impulso, podría producir réditos positivos. De todas formas, cuántos costarricenses ante la crisis de seguridad actual, no ha pensado en mano dura, en reforzar las políticas migratorias y en darle un duro golpe al crimen organizado y la corrupción.

Finalmente, así como el Trump (original) llama a que sea “Estados Unidos primero”, la campaña de la “reconstrucción nacional” del apodado “Trump Tico” está haciendo eco en diversas personas que ven en este discurso populista una salida alterna a lo que en otro momento se llamó “los mismos de siempre”.

Fuente: El Mundo CR

¿Por qué una embajada en Jerusalén desata descontento?

Un repaso histórico sobre las disputas acerca de Jerusalén oriental refleja lo siguiente, el 28 de mayo de 1948 las fuerzas árabes expulsaron a las poblaciones judías de la zona oriental de la ciudad y destruyó gran parte de los bienes judíos, entre estos, sinagogas y cementerios. Durante 19 años que tardó el sitio de Transjordania sobre el lugar no se permitió a los israelíes de ninguna religión ingresar en esa parte de la ciudad santa.

En 1950, basado en el proyecto de la Gran Siria bajo la cual se anexaban los territorios de Jerusalén Oriental, Judea y Samaria otorgando de este modo ciudadanía transjordana a los ciudadanos de dichos territorios. Anexión que fue reconocida formalmente por el Reino Unido y Pakistán, el 27 de julio de 1953, rey Hussein de Jordania anunció que Jerusalén Este era “la capital alternativa del Reino Hachemita” y que forma “parte integral e inseparable” de Jordania, en 1960 declararía a Jerusalén Oriental la segunda capital de su reino.

Esta soberanía jordana se perdería durante la Guerra de los 6 días de Junio de 1967, entrando como “territorio en disputa” a través de la Resolución 242 de ese mismo año que habla de retornar hasta territorios seguros anteriores al conflicto armado, siempre y cuando haya fronteras seguras y defendibles, que es un aspecto que muchas ocasiones omiten algunos analistas.

Según la Resolución 446 (año 1979) se indica que la creación de asentamientos en las zonas árabes ocupadas es ilegal y no se debe buscar modificar la composición demográfica, jurídica, y geográfica de la zona, incluyendo Jerusalén. No se habla de una soberanía sino de una norma que pretende conservar el “statu quo” de la ciudad.

En la Resolución 478 (año 1980) se opone a la “Ley de Jerusalén” dictada por el gobierno israelí que declara dicha ciudad como la Capital Única e indivisible de Israel. Reivindica que no debe haber ningún cambio que altere eventuales acuerdos que los lleve a regresar a las líneas del armisticio de 1949.

Imperativo recordar que en julio de 1988 el Reino Hachemita de Jordania, renuncia a las pretensiones sobre los territorios perdidos durante la guerra de 1967 y no tiene desde entonces ninguna soberanía sobre los mismos salvo la administración por parte del Waqf (fundación islámica) sobre el Noble Santuario (Haram Al Sharif) donde se encuentra el Domo de la Roca y la Mezquita de Al Aqsa, acordados entre el gobierno israelí y Jordania para que sean los garantes de la seguridad de esos lugares sagrados del Islam en coordinación con Israel.

Posteriormente queda en los Acuerdos de Oslo de 1993 aplazar la decisión acerca del estatus permanente de Jerusalén como uno de los elementos a solucionarse de último en el conflicto entre ambos gobiernos.

Es durante las cumbres de Camp David del 2000 y de Taba en el 2001 que se pone sobre el tapete la posibilidad de que Jerusalén Oriental se convierta en la eventual capital de un Estado palestino, debatido entre si se trataba solo del poblado árabe de Abu Dis o como lo indicó Shlomo Ben Ami se trataría de otorgar a los palestinos una soberanía y capitalidad completas en los sectores árabes de Jerusalén Este y una administración coordinada de los lugares sagrados entre ambos gobiernos. Un elemento en que coincide la mayoría es que la propuesta falló por la intransigencia y negativa del líder palestino Yasser Arafat.

Finalmente, se aprobó la Resolución 2334 (en el año 2016) que sería una especie de réplica en cierto modo de la resolución 478. De cualquier manera, la discusión acerca de la capitanía palestina sobre Jerusalén del Este es como en otros casos, un tema reciente, heredado de la renuncia árabe sobre la autonomía de los territorios que reclaman desde la Guerra de los 6 Días, ya que según el texto de la Convención firmada entre israelíes y egipcios en febrero de 1949 estas líneas “no debe ser considerada de ningún modo como una frontera política o territorial; está marcada sin perjuicio de los derechos, reivindicaciones y posturas de ambas partes en el momento del armisticio en cuanto se refiere al arreglo definitivo de la cuestión palestina.”

Por lo tanto se retorna al debate original entre “tierras disputadas”, “territorios ocupados” y “territorios anexados”, abordado en otra ocasión https://goo.gl/wcicnu.

En el artículo que circuló el domingo 3 de diciembre en el New York Times donde de nuevo su protagonista es el príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, se replantea la posibilidad que el territorio de Abu Dis se transforme eventualmente en la capital de un Estado Palestino, que reciban territorios no continuos de Cisjordania, así como la soberanía sobre la Franja de Gaza y poner sello al tema de los refugiados. Un tema que ya ha generado posiciones en contra, y una negativa del gobierno estadounidense de revelar que esto sea parte de sus políticas.

Según el rotativo neoyorquino el cambio de la política de Bin Salman iría complementado con la inyección de un fuerte capital de desarrollo para las zonas palestinas, para de esta manera poner fin al conflicto que en mayo del próximo año cumplirá ya 70 años, aunque también la idea habría sido negada por su hermano y embajador en Estados Unidos, Khalid Bin Salman ya que el reino estaría comprometido con la hoja de ruta planteada en el 2002.

Una decisión arriesgada

La decisión del presidente Donald Trump de consolidar lo que una ley de 1995 aseguraba “Jerusalén debe ser reconocida como la capital del Estado de Israel; y la Embajada estadounidense en Israel deberá establecerse en Jerusalén no más tarde del 31 de mayo de 1999”, una medida que podía ser aplazada cada 6 meses por los gobiernos estadounidenses. Hubo promesas del presidente Clinton, Bush y Obama de cumplir con esta medida, lo cual fue finalmente aplazado, el presidente Trump durante su campaña se comprometió a hacer lo mismo y finalmente esta semana tomó la decisión de ejecutar la promesa, lo cual ha generado posiciones en contra.

Los riesgos sobre el movimiento son por un tema mediático más que de un cambio real, durante más de 50 años Jerusalem completa ha sido la capital de Israel, y se ha asegurado el acceso de todas las religiones a los lugares sagrados, esto no va a cambiar pese a las decisiones políticas que tomen algunas partes. Por otro lado, una de las posiciones del presidente Trump al respecto es que esta decisión unilateral obedece a una respuesta práctica a otras medidas unilaterales que han desviado la necesidad de las partes a sentarse a negociar, por ejemplo la decisión de Palestina de buscar reconocimiento como Estado en el 2012 o las decisiones de UNESCO de restarle importancia a la historia judía sobre la ciudad de Jerusalem, el movimiento del presidente estadounidense va encaminado a presionar a los liderazgos palestinos los cuales están desgastados.

Finalmente, Rusia y República Checa han hecho en algún momento un reconocimiento de la capitalidad de Jerusalem (Occidental) para Israel, lo cual no ha generado revuelos. Sin embargo es evidente que una acción realizada por el presidente del país más poderoso del mundo genera una serie de manifestaciones motivadas por ánimos exacerbados provenientes de visiones políticas – religiosas radicales y la manifestación realizada por Trump genera más dramatismo porque ya de todos modos cualquier acción que venga del presidente estadounidense genera anticuerpos.

Fuente: Coronado Digital.

HIP HIP UNESCO

El retiro de Estados Unidos de la UNESCO y automáticamente Israel, no debería de extrañar. En el caso del gobierno norteamericano más allá de parecer una «Quijotada» del gobierno de Trump, representa un acto legítimo de reclamo ante lo politizado que está ese organismo en cuanto al sesgo anti judío con respecto a temas tan delicados como los sitios sagrados, por lo que por un tema de solidaridad con uno de sus aliados, tomaron esta decisión y en el caso israelí por default pensando que se trata de un importante paso de su aliado natural y que además la afectación es directa, por las últimas resoluciones.

 

Dicho sea de paso, durante la Guerra Fría el presidente Reagan tomaría la decisión de retirar a su país de este organismo que como otros, además de trabajar para lo que fue creado, utiliza el lobby político para generar resoluciones que pueden afectar los intereses de otro país, en este caso Estados Unidos.

 

Y vamos más allá, no sería la primera vez tampoco que haya un lobby político en el marco de un organismo internacional que por mayoría deciden realizar resoluciones para acusar a Israel o deslegitimarlo. También en el marco de la Guerra Fría, un sinfín de resoluciones fueron dictaminadas para acusar a los israelíes de todo lo que se les ha ocurrido, como la resolución de 1975 que comparaba al sionismo con el racismo (abrogada en 1991 en el marco de la Conferencia de Madrid) y aún en la actualidad, en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, una serie de acusaciones se han dirigido en resoluciones contra Israel, aún presentadas por países que son asiduos violadores a los DDHH pero que no reciben el mismo trato, reclamo que en algún momento también realizó la embajadora estadounidense Nikki Haley.

 

Deslegitima este movimiento al presidente Donald Trump, si fuera cualquier otro presidente estadounidense; aún el “buen Obama”, probablemente que no, pero como la acción la realiza este presidente que con solo existir molesta a la opinión pública, causa que el mundo arda en llamas. Pero lo cierto del caso es que UNESCO vuelve a mostrar su turbia cara de ser otra plataforma de la ONU donde se aprovechan del sistema democrático para secuestrar la agenda con elementos que son monotemáticos.

 

A ver, quién podría desconocer el vínculo de los judíos con la tumba de los patriarcas, con el monte del templo que es el lugar más sagrado del judaísmo o el muro de occidental (de las lamentaciones) que es el sitio judío más simbólico de la modernidad. Se acusa a los judíos de querer judaizar Jerusalem, pero lo cierto del caso es que no puedes judaizar algo que es judío desde su esencia. Que se reconociera a los palestinos como miembros de la UNESCO en el 2011 es solamente un elemento secundario, de una serie de decisiones sobre una política de desarraigo de los judíos a la tierra con la cual sienten una identificación.

 

Históricamente es conocido que en los sitios de las conquistas islámicas, los sitios sagrados de otras culturas o religiones las han “islamizado”; hasta pareciera aquel famosos vídeo juego de computadora; Age of Empires, donde los monjes convierten hasta los edificios de los enemigos a su religión. No sería la primera vez, y muchos grupos a través de la historia han transformado elementos de una cosmovisión a otra, pero en el caso puntual del Islam hasta Jesús fue musulmán y sitios como la Kaaba que fue un sitio de culto politeísta en tiempos de la tribu de Qureish pasaron a convertirse en patrimonio islámico, así como la Basílica de Santa Sofía en Estambul.

 

Las decisiones polémicas de la UNESCO de querer restar vínculos por parte de los Judíos a los lugares sagrados, de peregrinación o de contacto espiritual, obedece a una agenda de la clepto historia actual, donde al eliminar los vínculos del judaísmo con estos lugares, está dentro de un plan de borrar de un plumazo el contacto de los actuales israelíes con una tierra ancestral. Lo sabían los romanos en los primeros dos siglos, que mientras los judíos tuvieran un arraigo espiritual (el templo) y uno nacional (la tierra) no los podrían someter plenamente, por eso los primeros actos de castigo ante las sublevaciones, fue cambiar los nombres de los sitios, pasando de la Provincia Romana de Judea (vínculo territorial) por Palestina, destruir el templo y dedicar el sometimiento de Jerusalem (vínculo espiritual) al dios Júpiter.

 

Nota: HIP viene de H.E.P (Hierosolyma Est Perdita) que significa ‘Jerusalén está perdida’. Hurray viene de Ares, el dios griego de la guerra. … Este grito también fue usado por los cristianos durante las cruzadas que emprendieron entre los siglos XI y XIII para capturar Jerusalén.

 

Fuente: Peripecia

De Washington a Pyongyang, la ruta hacia el Heartland

El 4 de julio de este año, Corea del Norte lanzó un misil balístico con capacidad intercontinental (6.000 Km de alcance), con la intención de amenazar a los Estados Unidos. Los gobiernos de Pekín y Moscú exhortaron al liderazgo de Pyongyang para que eviten hacer este tipo de movimientos que pueda poner en peligro la estabilidad relativa de la zona.

Nikki Haley, embajadora de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas advirtió que las acciones del régimen norcoreano podría eventualmente ocasionar una escalada militar contra el gobierno de Kim Jong Un, “Líder Supremo” del país asiático, aún sin el aval del gobierno chino, principal aliado de los norcoreanos. Además la embajadora Haley intentó que se aprobara una resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU, propuesta que fue bloqueada por Rusia, temiendo eventuales repercusiones.

Durante décadas, como bien lo señala el Dr. Carlos Murillo, quien es analista internacional de renombre en Costa Rica, Corea del Norte y los Estados Unidos han estado en medio del “juego de la gallina”, donde se intenta llevar hasta el límite al contrincante para ver cuál “arruga” primero y se hace a un lado, abandonando el careo. Hasta el momento, como bien lo señala el propio analista, el gobierno norteamericano ha sido quien finalmente ha cedido ante las exigencias del régimen, procurando evitar una escalada mayor que eventualmente involucrara armamento nuclear.

Sobre este último apartado, según el Instituto sobre Estudios de Seguridad Nacional de Israel con sede en Tel Aviv, el gobierno de Corea del Norte tiene en su arsenal entre 15 a 20 bombas atómicas, a esto se le debe sumar el desarrollo contemporáneo de misiles balísticos con un alcance intercontinental, que además colocaría en peligro a los aliados de Estados Unidos en la región y en zonas aledañas, por ejemplo, en abril pasado, amenazaron al gobierno de Israel de lanzarles un “castigo sin piedad” por diferencias con los pronunciamientos israelíes sobre las pruebas balísticas norcoreanas.

Pero en la actualidad, ni China o Rusia quieren incentivar una escalada favorable a los intereses del gobierno de Pyongyang, mucho menos si analizan lo que influye las circunstancias sobre los intereses de ambas naciones, quienes compiten hombro con hombro por dominar las zonas de Eurasia denominadas geoestratégicamente como territorios cardiales. Un eventual conflicto entre Corea del Norte y los Estados Unidos podría colocar a los segundos en el límite de las fronteras chinas y rusas, una verdadera pesadilla para la lucha regional.

Lo anterior se puede ampliar del siguiente modo, Estados Unidos es el principal poder marítimo del mundo, para ser el principal poder de las zonas terrestres necesitaría colocarse en un lugar desde donde puedan controlar a los otros poderes hegemónicos. Los norteamericanos por su ubicación geográfica están en las regiones externas a las áreas de influencia global, por esto, si bien han logrado asumir el poderío naval; heredado de los británicos, además de ser catalogados como “el policía del mundo” en la época post Guerra Fría por su capacidad de movilización alrededor del globo, necesitan tener una presencia real en las zonas cardiales para de esta manera asumir el poder pleno sobre los otros países competidores, principalmente claro está, Rusia y China.

La situación con Corea del Norte podría ser la excusa perfecta para hacerlo, por este motivo tanto Moscú como Pekín buscan contener que se lleve más allá la confrontación, ya que es evidente que ambos países no necesitan un actor más disputando la hegemonía terrestre.

Por el momento, China lleva una ventaja sustancial por la cantidad de proyectos que están financiando en su región, así como el impulso estratégico que le ha resultado la inversión en países de África como Kenia, Uganda y Etiopía, donde realizan grandes obras ferroviarias o portuarias. Por ejemplo, el ferrocarril que uniría las ciudades de Nairobi y Mombasa en Kenia o el puerto de Yibuti en Etiopía. La diplomacia de la billetera aplicada por los chinos les suma resultados positivos. En su propia zona natural la idea de trazar una “nueva ruta de la seda”, le concede un factor de maniobra política y económica, contra la cual Rusia no puede competir aún.

A esto, se debe sumar que la política china con respecto a Occidente es muy apegada a esa apertura que realizaron en las últimas décadas, basta con ver la cantidad de empresas chinas que invierten en las regiones occidentales, lo que deja como una historia lejana aquel régimen hermético y poco descifrable de la Guerra Fría. Además; y a pesar de Donald Trump, las relaciones con Estados Unidos en diferentes campos son buenas. No se puede dejar de lado que hasta el año 2016, el gobierno chino ostentaba el título de ser el principal acreedor del gobierno norteamericano, lugar que le ganó el gobierno japonés.

Ciertamente en China, se tiene el principal poder territorial del mundo actual, aplicando mayormente el poder blando con mucho aporte económico principalmente, pero que ha logrado grandes réditos. Por su parte, Rusia, quien es su más directo contrincante regional, intenta a través de la persuasión competir y neutralizar el empoderamiento chino, aunque además, asegura un radio de acción mucho mayor abriendo su abanico de influencias y alianzas en otras regiones donde hay acceso a recursos estratégicos y salidas a importantes zonas marítimas, como por ejemplo el Medio Oriente.

En estos momentos, los rusos se ven controlados en cierto modo por el movimiento de tropas muy cerca de sus fronteras, como es el caso de Polonia y Lituania donde en enero de 2017 se movilizó un contingente con cerca de 1.200 soldados. Además de lo anterior, la intención de Ucrania de formar parte de la OTAN incentivará las tensiones entre ambas naciones por el conflicto que tienen vigente desde el 2014 por el tema de Crimea.

Aún con las mejoras de la relación entre Washington y Moscú, las teorías de contención están vigentes, ninguno de los países hegemónicos cederá en sus zonas de influencia, ni permitirían que la competencia se desequilibre. Por lo tanto, cualquier movimiento que cambie estas realidades llevará consigo una disputa sin tregua que se llevarán desde todos los frentes, agotando las posibilidades existentes.

Por ejemplo, en junio anterior, la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS) conformada por Rusia, China y los países centroasiáticos rechazó la incorporación de Irán de ser miembro pleno a solicitud del gobierno chino, esto en procura de evitar ceder mucho más poder para los rusos en el marco del organismo con la presencia de un aliado indiscutible (el régimen de Teherán), pero además, pensando en que los cambios de las políticas norteamericanas benefician a los chinos por encima de un debilitamiento de los rusos en la zona.

Interesante que en el marco de la OCS hay cuatro países que son potencias nucleares; Rusia, China, Pakistán e India, la no aceptación de Irán, además enfoca el no fastidiar la vida de Arabia Saudita, segundo gran proveedor de crudo chino y a Israel con relaciones comerciales por al menos $12.000 millones como opción en el trazado de la ya mencionada “nueva ruta de la seda”.

Hacia un reordenamiento geopolítico en Medio Oriente

La composición geográfica de la actual Siria es al igual que otros países de la región, producto del Acuerdo de Asia Menor (Sykes – Picot) del año 1916. El reparto arbitrario de los territorios de Medio Oriente y las posteriores divisiones artificiales, provocaron la aparición de actores internacionales, muy heterogéneos en sus composiciones sociales y religiosas, bajo el mandato de gobernantes muy opresivos que no permitían la disidencia o los levantamientos.

Sadam Hussein (Sunita) y Hafez Al Assad (Alauita), fueron gobernantes de Irak y Siria respectivamente, y no dudaban en reprimir cualquier tipo de movimiento opositor a su régimen, así tuvieran que cometer crímenes de lesa humanidad, como la Operación al – Anfal del régimen de Hussein contra las minorías kurdas en los años 80. También al régimen de Al Assad se le acusa de haber exterminado varios miles de sunitas opositores en la ciudad de Hama en 1982.

Ambos gobiernos, contaron con apoyos significativos de potencias hegemónicas, por intereses regionales o estratégicos. De esa forma Hussein fue bueno para los intereses occidentales en su lucha contra la recién islamizada Irán de los ayatolas chiitas; además de recibir cierto beneplácito de las monarquías del Golfo. Esto al menos hasta finales de los 80 antes de pasar a ser considerado enemigo a los intereses de occidente.

De igual manera, el régimen sirio estuvo bajo la protección del régimen soviético, y en la actualidad cuenta con altos grados de apoyo por parte de la Federación Rusa y del régimen regional de Irán, principalmente por servir de puente en la ruta de empoderamiento hacia el mediterráneo del régimen de los ayatolas, y en su lucha hegemónica, ideológica y estratégica contra Arabia Saudita y el Estado de Israel.

Medio Oriente, fin del mapa actual.

Se podría marcar varios elementos como los detonantes al cambio de equilibrios y posible reestructuración de la situación del Medio Oriente.

La guerra por productos estratégicos por parte de las potencias hegemónicas, marcan el plano de las alianzas, al mismo tiempo, determinan el comportamiento de los países que las poseen para generar dinero que les sirva para su lucha contra aquellos que consideren enemigos de turno. El boom petrolero de los años 70s y 80s, marcaron determinantes cambios geo estratégicos y compra de voluntades desde los principales productores hacia países compradores con mucho poder adquisitivo.

Hay una lucha ideológica de tipo religiosa, principalmente entre el régimen islamista de Irán bajo el liderazgo desde 1979 de los ayatolas y las monarquías islámicas, principalmente Arabia Saudita, quien además de ser una monarquía, es sunita y tiene bajo su administración los lugares más sagrados del islam. Elemento que reactivó las viejas rencillas entre sunitas y chiitas que son los grupos mayoritarios de la región, lo que ha provocado una geopolítica en el Medio Oriente donde ambos países son patrocinadores de grupos que atacan al bando contrario con mucha saña, buscando por supuesto minar su poder y alcance en la región.

La invasión estadounidense a Irak y Afganistán. Principalmente en el primer caso, el derrocamiento de Sadam Hussein, desequilibra las fuerzas en la región, ya que el vacío de poder, será aprovechado por Irán y todos los grupos que le apoyan para ampliar su margen de maniobra, lo que, al mismo tiempo, provoca la activación de una serie de células sunitas radicales (wahabistas) que desean su propia cuota de poder, no representado en el liderazgo chiita, al cual no reconocen.

Las revueltas árabes en toda la región, particularmente en Siria, donde se ha dado una división inobjetable del país en varios sub grupos que tienen sus propios intereses y apoyos. Tales son los casos del régimen de Bashar Al Assad apoyado por Rusia, Irán y el Hezbollah, así como el Ejército Libre Sirio (oposición) y las guerrillas kurdas apoyados por la OTAN, así como Jabhat Fateh al – Sham (Al Qaeda), y el DAESH (Estado Islámico), quienes reciben apoyo de régimenes wahabistas e indirectamente se benefician de las facilidades que los occidentales dan a los grupos opositores al gobierno de Assad.

Otro elemento que se ha dejado de lado por décadas, es la situación kurda. El territorio del Gran Kurdistán se desmembró y envió a su población con una fuerte identidad nacional, a estar bajo el mandato de los gobiernos de los Estados que resultaron de Sykes – Picot, así los kurdos que en la actualidad tienen una posición determinante para los intereses de las potencias que se involucran en la situación actual de la región, aprovecharán las facilidades que la circunstancia les facilita ya no para conformar un único Estado para su grupo, sino varios, con independencia plena, tanto social, como política y económica.

Estos aspectos, más la clara definición de los ejes del poder mundial en manos de rusos, estadounidenses y chinos, definirán las nuevas fronteras del Medio Oriente, basados en los intereses de estos tres poderosos, que si bien, compiten entre ellos por el control geo político y geo estratégico del mundo; principalmente bajo los principios de las zonas pivote, tampoco tendrían a mal que este nuevo reacomodo de los “Estados Fallidos” heredados de Sykes – Picot, les permita ubicarse en regiones donde puedan competir económicamente por la explotación de recursos estratégicos y además donde puedan probar el armamento que fabrican y venden a nivel global.

Por su parte, para las zonas en resquebrajamiento, este cambio quizás signifique la aparición de nuevos actores en la escena internacional, así como la descomposición y redefinición de las fronteras de territorios que aún hoy no han terminado de consolidarse por lo poco sesuda que fue la división a comienzos del siglo pasado. Por supuesto el costo de esto será la muerte de muchas más personas de las que ya se cuentan, en centenares de miles, principalmente en Siria e Irak.

El Mundo CR