En una corta pero interesante reseña acerca del primer año del Presidente estadounidense, Donald Trump, la corresponsal para Expansión en New York, Clara Ruiz de Gauna expresa:
“…Doce meses después de lograr las llaves de la Casa Blanca, el magnate republicano afronta un nivel de popularidad mínimo. Sin embargo, volvería a ganar las elecciones ante la falta de alternativas…” (Gauna, 2017)
Ciertamente vale decir que cualquier parecido con alguno de los candidatos nacionales es mera coincidencia. Dicho sea de paso, insistir en comparar a cierto candidato con el presidente de los Estados Unidos podría ser contraproducente ante lo reflejado en la realidad política actual. Utilizar como argumento que el país no necesita su “Trump – Tico” en realidad podría generar el efecto contrario, el manual de política por lo general recomienda no hablar en su propia campaña del opositor, ni siquiera en forma negativa porque se le estaría dando tribuna y visibilidad, contra los pronósticos, esta ha sido una parte de la forma en que han querido atacarlo, peor aún, están utilizando de ejemplo al presidente estadounidense actual, y es necesario explicar por qué esto da resultados adversos a lo deseado.
El presidente Donald Trump ha demostrado que se puede ejercer el poder sin necesidad de ser “políticamente correcto”, ni ser “popular” delante de la opinión pública (solo 36% de la población apoya su gestión). En Costa Rica puede pasar similar, porque para algunos ser político es ya de por sí sinónimo de muchos aspectos negativos, además, la popularidad no es uno de los elementos de los que pueda alardear ninguno en la Asamblea Legislativa o Casa Presidencial.
Regresando al ejemplo de los Estados Unidos y el presidente Trump, se debe considerar que a pesar de sus decisiones en materia diplomática; por ejemplo los careos del “botón nuclear más grande” contra el presidente norcoreano Kim Jong Un, los recortes presupuestarios, reclamos y salidas en organismos internacionales como la UNESCO, UNRWA, Consejo de Seguridad de la ONU, Comisión de Derechos Humanos de la ONU, Asamblea General de la ONU, etc., el polvorín levantado por el tema de Jerusalem en diciembre anterior y sus inoportunos comentarios a través de redes sociales, lejos de todos los pronósticos, el presidente estadounidense tiene según algunos analistas una “prolija gestión” y el país ha mantenido un crecimiento superior al 3%, además ha mejorado aparentemente algunas de las tasas de empleo y se proyectan más cambios positivos con la reforma fiscal impulsada.
El presidente estadounidense sin duda tiene una ardua labor porque no todos los miembros de los poderes están con él (ni se diga los medios o la opinión pública), así como que no todos los Republicanos apoyan su gestión y a pesar de todo eso, ha logrado impactos considerables a nivel nacional y dejando, además, al descubierto a otros gobiernos anteriores con sus medidas sobre temas que se convirtieron en ejes de su campaña. Por ejemplo las políticas contra los indocumentados promovidas por los presidentes Bill Clinton y George Bush, o el descontrol de no pasar la reforma migratoria por parte de Obama.
También con respecto al presidente Obama, se le ha señalado por hacer movidas diplomáticas de alto impacto, por ejemplo dar dinero a la República Islámica de Irán para aceptar el acuerdo nuclear, y que se ha revelado, gran parte está financiando en apariencia el terrorismo, complementado con movimientos que han socavado los esfuerzos contra la agrupación islamista Hezbollah para asegurar el acuerdo con Teherán, en una acusación muy delicada que coloca en una posición riesgosa al país y por otro lado le da puntos positivos al gobierno de Trump que es el que finalmente realiza los “descubrimientos”.
Lejana es la intención de este artículo hacer apología a favor del presidente estadounidense, pero sin duda, llamar “Trump Tico” a un candidato a la presidencia de Costa Rica, más que bajarle el impulso, podría producir réditos positivos. De todas formas, cuántos costarricenses ante la crisis de seguridad actual, no ha pensado en mano dura, en reforzar las políticas migratorias y en darle un duro golpe al crimen organizado y la corrupción.
Finalmente, así como el Trump (original) llama a que sea “Estados Unidos primero”, la campaña de la “reconstrucción nacional” del apodado “Trump Tico” está haciendo eco en diversas personas que ven en este discurso populista una salida alterna a lo que en otro momento se llamó “los mismos de siempre”.
Fuente: El Mundo CR