La tercera década del siglo XXI

Cuando se está en las últimas horas para que termine un año, generalmente comienza un período de introspección, para otros de arrepentimiento y no se descartan aquellos que sufren de depresión, ansiedad y otras enfermedades que con el cambio de año sienten mucha más presión en su interior.

Sin embargo, de todas las ideas que surgen la que más efecto placebo genera es la noción que con el inicio de un nuevo calendario se dará casi un reseteo automático a todo lo que ocurría en el año que se deja atrás; principalmente lo malo por supuesto y para muchos terminar este 2020 le hace tener esperanzas en que el 2021 pueda ser “su año” y mejoren las cosas de como se encuentran hasta este momento.

No es mi intención bajonear a todos los que sienten esta esperanza tan conmovedora, pero he convertido en costumbre dedicar unas líneas al cierre de cada calendario para posteriormente mencionar lo que para mi es el núcleo de las cosas.

En primer lugar, que el reseteo deseado no existe, aunque esto ya lo sepamos, pero es bueno tomarlo en consideración, pero si estamos pasando por un asunto apremiante o si estamos en medio de una situación que requiere tomar decisiones serias de nuestra parte, el 1ero de enero del siguiente año seguirá exactamente igual que como lo dejamos si no se está haciendo algo distinto.

Una frase que aparece mucho para esta época es “no es el año quien debe cambiar sino lo que haces” más que un conjunto de palabras casi trilladas es la realidad, todo lo que estamos viviendo para modificarse necesita que apostemos por nuevas fórmulas, incluyendo en algunos casos una que parece sencilla, pero es difícil de tomar, la de cambiar nuestra actitud frente a lo que nos ocurre.

No se si salvo por el tema de la pandemia que nos ha desubicado un poco deberíamos pensar que el año en sí ha transcurrido como pasan otros, hubo conflictos mundiales por diversos temas relacionados con el ejercicio del poder entre gobiernos, murieron personas importantes para la opinión pública, han existido crisis políticas en diferentes países, groseras circunstancias económicas que han golpeado la vida de millones de personas, conflictos y tensiones de carácter militar, etc.

Es obvio que se pueden destacar algunos sucesos como históricos o impactantes a nivel global, pero sencillamente hay que determinarlos como lo que fueron hechos que cambiaron la realidad en su momento y la respuesta posterior a los hechos ha sido también una sucesión de reacciones que tendrán algún tipo de influencia y marcarán en su momento, no dista en su momento de lo que se revisaba al cerrar el 2019, y muy probablemente sea un mismo examen de conciencia que se aplique desde antes que yo naciera en 1982.

Por supuesto que hay hechos que generan un impacto a lo largo del tiempo de una forma más evidente, porque no todo afecta de igual manera, y es ese el análisis constante que debemos mantener hasta que se agoten las repercusiones del hecho o hasta que una de mayor trascendencia rompa con este.

No voy a desmerecer los buenos deseos para un 2021 fructífero para todos; faltaba más, pero más allá de desear lo mejor para todos, es imperativo que trabajemos por ese mundo que deseamos sea más equitativo y bondadoso para todos, no solo desearlo.

Llegamos a la tercera década del siglo XXI, y si algo ha dejado en evidencia la pandemia del COVID19 es el comportamiento egoísta, dañino y la poca empatía que regularmente tenemos con los demás, comportamiento promovido tanto por sujetos como por los medios formales e informales; en especial redes sociales.

El mundo tiene retos importantes, tanto a nivel estructural por el manejo de las fuerzas que detentan el poder mundial, como por el comportamiento de los individuos y su forma de convivir.

De la mano de los sobrevalorados “Objetivos de Desarrollo Sostenible”; también llamada Agenda 2030 se pretende llegar a un mundo más equitativo, más respetuoso del medio ambiente, en búsqueda de la paz global y aprendiendo a aceptarnos los unos a los otros.

Pero si se mantiene la actitud que como sociedad se ha acostumbrado durante estas dos décadas del siglo, la que sigue no tiene oportunidad de evolucionar, sino que seguiremos en la ruta al individualismo y las acciones egoístas.

Por supuesto que el 2021 puede ser el inicio de algo bueno para todos, pero es a través del trabajo como individuos y sociedad que se logra, y primordialmente empeñados en que estos cambios sean reales.

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