La campaña ideológica – teológica 2018

Esta campaña electoral está sensiblemente marcada por tres temas esencialmente, el caso del cemento chino, la polarización con el tema de los matrimonios igualitarios y los mensajes con alto contenido de populismo, más por supuesto la indignación generalizada que hay con el desgaste político en Costa Rica.

Esto ha provocado que los debates y presentaciones ante medios de comunicación se concentren solamente en temas polémicos de la coyuntura actual. Por ejemplo, en los últimos días la opinión pública se ha concentrado en la respuesta que dio la Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte IDH) a un tema consultivo, sobre el matrimonio para poblaciones LGBTI, esto como ya fue mencionado, ha generado la creación de dos grandes bandos de la opinión pública, los que apoyan y los que rechazan que se aplique lo expresado por la corte, lo que además ocasiona no se tomen cartas en asuntos que son fundamentales para el futuro del país, procederé a mencionar solo algunos de los más delicados que necesitan una solución integral y que se han visto desplazados por el tema del momento.

En materia de seguridad, se ha desdibujado del panorama electoral. Costa Rica cerró el 2017 con un nada alentador número de 603 homicidios, lo cual supera los 578 del año anterior, y demuestra además un repunte en los índices de violencia motivada por el crimen organizado; guerra de narcos, sicariato, entre otros. Las soluciones o propuestas mencionadas hasta este momento por los candidatos y sus equipos de trabajo son muy laxas, poco aterrizadas o cargadas de ese discurso irreal y populista.

Otro aspecto que se ha dejado de lado es el delicado déficit fiscal del 5% sobre el PIB que tiene el país, donde las medidas más escuchadas son las que llaman a un nuevo paquete de impuestos, que ante la estructura de control de gasto que existe, termina siendo como echarle agua a un colador. No se verían destinados los nuevos recursos en impulsar el desarrollo económico, o en la atracción de inversión extranjera, sino que, en el marco de esos nuevos impuestos, alejan las posibilidades de nueva inversión, y además, resta posibilidades frente a competidores directos en el mercado.

El siguiente tema en lista sería tratar acerca de las tasas de desempleo (8,3%) y de pobreza (20% pobreza, 5,7% la pobreza extrema), son aspectos que han tenido una mejora nada despreciable, pero poco sostenibles en el largo del tiempo para conservar esos números o lograr disminuirlos de manera considerable. Entre las promesas de 150 mil o 200 mil empleos nuevos por parte de algunos de los candidatos, la solución no parece ser suficiente para enfrentarse a las tasas de informalidad (44,7% de la población laboralmente activa) y los problemas reales que existen para la atracción de nuevas inversiones que establezca empresas generando nuevas fuentes de empleo, lo cual es básico para alcanzar esas cifras propuestas por algunos candidatos.

Finalmente, el último tema poco abordado es la crisis del sistema de pensiones, sobre las cuales las medidas propuestas son insuficientes. Poco se habla que el esquema actual de recaudación es insostenible al tratarse de un régimen de reparto sobre los cuales la tasa demográfica y la informalidad laboral; así como el desempleo afectan directamente. El sistema como fue concebido está; además de quebrado, obsoleto y necesita un impulso hacia un régimen diferente donde la recaudación sea por participaciones o una alternativa cuya captación esté sujeta a cuánto se aporta voluntariamente pensando en el futuro, quizás como funcionan actualmente las pensiones voluntarias complementarias.

Los anteriores son algunos de los temas que a nivel de los debates y presentaciones mediáticas se han abordado de forma muy limitada. Los temas de coyuntura han hecho insípida y torpe esta campaña, y se ha concentrado más en aspectos de pose política o de frases trilladas, ni siquiera la forma de hacer política se ve a la altura del siglo XXI, es decir, que los candidatos vayan a la feria del agricultor o a comerse una “olla de carne” a un mercado central; algo que no vuelven a hacer en sus vidas (salvo que seas insistente como candidato presidencial) es estilo de campaña superada en la década de los 90 y hasta ese nivel de pobreza política hemos caído.

Está claro que los candidatos caminan con cuidado, el tema del cemento chino le bajó las ínfulas a esta campaña donde miembros de varios partidos se han visto involucrados, y si estaba fría la política, este tema la envió al congelador, resultado que se ve reflejado en las encuestas donde ningún candidato se cerca al 40% de la intención de voto necesaria para ser presidente de la República, lo que motivaría una eventual segunda ronda.

Las últimas encuestas realizadas, ubican a Juan Diego Castro del PIN, Antonio Álvarez del PLN y a Rodolfo Piza del PUSC como los primeros tres en intención de voto, cierran los sondeos con Rodolfo Hernández del PRSC, Fabricio Alvarado del PRN y Carlos Alvarado del partido oficialista PAC muy lejos de los primeros lugares de estas consultas populares. Necesario hacer la observación que, la población no confía plenamente en estos resultados y se acusa en ocasiones que los propios candidatos compran sus encuestas favorables.

Por si no fuera suficiente, el poco calor que ha adquirido la campaña política se ha incentivado por la respuesta de la CIDH que impulsaría al país legalizar las uniones civiles entre personas del mismo sexo, una respuesta en el marco de los Derechos Humanos y que como ya fue mencionado, ha generado bandos en el tema.

El partido de gobierno se atribuye esto a un logro de su gestión, mientras que el Partido Restauración Nacional ha tomado la batuta a favor de la “familia tradicional” contra lo que han denominado una “intromisión en la soberanía de Costa Rica”. Para ambos ha significado un repunte en las encuestas y en los medios destacan sus intervenciones en dicho tema, lo que ha opacado el enfrentamiento entre Juan Diego Castro y Antonio Álvarez.

Claramente no se había visto tanta polarización con un tema coyuntural en Costa Rica desde las elecciones referentes al referendo para la adhesión o no en el CAFTA (denominado referendo del TLC). Aunque está claro, hay que guardar las distancias entre ambos temas ya que en aquel momento la movilización mediática dividió la opinión pública de una forma que si se creara un calendario costarricense se podría designar con las siglas AR y DR (antes del referendo y después del referendo). Aun así, el llamado que hace el candidato Fabricio Alvarado contra la respuesta de la CIDH es que sea el propio 4 de febrero el que se transforme en una consulta popular contra lo argumentado por dicha corte, por lo tanto, todo hace indicar que los días que quedan de campaña; si no ocurre nada extraordinario, se concentrará en debatir el derecho que tiene la población diversa a poder casarse y formar una familia.

Los demás asuntos mencionados arriba, se vuelven secundarios, y las posiciones a favor y en contra de la respuesta de la Corte IDH terminarán por presionar a todos los candidatos a tomar una posición contemplando ganar el nicho de electores creyentes, que se ha vuelto de importancia en el proselitismo político de estas justas electorales. Y sin duda este desgaste al final va a pesar cuando se tome la decisión de cara a un duro período de gobierno que significarán los años venideros, en especial por el ambiente monotemático de la actual campaña, y la pobreza en los niveles de debate ofrecidos.

Fuente: El Mundo CR