La verdad os hará libres??

En su nuevo libro «Jesús de Nazareth», el actual Papa Benedicto XVI indica:

«¿Cómo habría podido todo el pueblo (judío) estar presente en ese momento para pedir la muerte de Jesús?»

Continuando con la línea de pensamiento de Juan Pablo II (aunque talvez menos carismático), Joseph Ratzinger mantiene la posición de desvincular a la totalidad del pueblo judío de la acusación salvaje de haber sido los culpables del asesinato de dios; juicio por el cual durante siglos se justificaron pogroms, expulsiones y genocidios en contra del pueblo judío. Y el concepto de deicidio es tan aberrante que le restaría la Omnipotencia a Dios dando a pensar que ciertamente alguien puede asesinarle, un concepto del todo ajeno a los conceptos monoteístas y más cercano a los pensamientos politeístas acerca de la concepción y naturaleza de los seres divinos.

El mensaje redentorista de «Jesús Hijo de José (Yeshúa Ben Yosef)» poseía dentro de sí un destino de sacrificio, acreditándolo como el Cordero de Dios enviado a quitar la transgresión del mundo, desde la interpretación teológica realizada por sus seguidores (contemporáneos y póstumos), dando el mismo valor de su sangre a la que fue vertida sobre los dinteles de las casas del pueblo hebreo la noche anterior a su salida de Egipto y que evitó el genocidio de sus primogénitos, cuando el Ángel de Dios pasó en Egipto aplicando el juicio divino. Hasta acá la referencia religiosa.

La tergiversada creencia de los judíos acabando con la vida de dios mismo, resta el poder que Roma poseía sobre las tierras administradas en el siglo I de la Era Común, y además le quita peso a la posición de los creyentes que el sacrificio voluntario para redención era necesario, queriendo señalar que talvez habría existido otra posibilidad lejana a la de un siervo sufriente, algo un poco improvisado para alguien cuyo plan estaba marcado desde la caída en el Jardín del Edén.

«…Aunque las autoridades de los judíos con sus seguidores reclamaron la muerte de Cristo, sin embargo, lo que en su Pasión se hizo, no puede ser imputado ni indistintamente a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de hoy…» (Declaración Nostra Aetate, Año 1965).

Las palabras de hoy de Benedicto XVI hacen eco de las palabras contenidas en la declaratoria papal de Nostra Aetate donde también se indica que el judaismo actual no podría ser acusado de haber asesinado al hijo de Dios, ni siquiera al judaísmo de la época, por lo tanto no se les puede declarar malditos o reprobados delante del Creador. No considero que el judaísmo actual se desvele mucho pensando en que la cristiandad les ha «absuelto» de la culpa de haber asesinado al «Cristo», lo que sí es sumamente delicado es la justificación terrible que esto significó para que el judío fuera tachado de escoria humana, para que en los rezos del viernes santo se pida por las almas de los «pérfidos» judíos, y para que esta población fuera confinada a ghettos en muchos lugares de Europa y también para ser parte de una lista de acusaciones que motivaran la «Solución Final» durante la II Guerra Mundial. Pero la teología del repudio hacia el pueblo judío no solamente fue práctica de la iglesia católica romana.

Los protestantes tuvieron su parte, entre los cuales podemos destacar la figura del judeofóbo Martín Lutero que incitaba a sus seguidores a quemar las sinagogas y destruir copias del Talmud, en una actitud lejos del amor que enseña el cristianismo de la actualidad. Pareciera un chiste de mal gusto a estas alturas de la historia, se crea que es un gran acto de justicia a favor de los judíos el anular la sentencia que pesó sobre ellos durante siglos, lo que solamente enfriará la posición judeofóbica doctrinal de la iglesia, o podría también distanciar posiciones entre protestantes y católicos, sosteniendo que Ratzinger no es autoridad en el protestantismo, y que la condena continúa en pie porque es un «juicio divino». La otra opción potencial es que quienes se han alejado de la iglesia y se han acercado al «ateísmo», se sientan mayormente motivados a justificar esta «inestabilidad» doctrinal y se conviertan en judeofóbos ateos; de los cuales ahora se cuentan por miles. En cualquiera de los casos, la verdad intenta hacernos libres, pero cuánto tiempo vivieron los judíos en ghettos físicos y morales por la interpretación de esta verdad.

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